miércoles, 23 de febrero de 2011

El viaje definitivo


Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros 
cantando. 
Y se quedará mi huerto con su verde árbol, 
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido, 
y tocarán, como esta tarde están tocando, 
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron 
y el pueblo se hará nuevo cada año; 
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro 
del domingo cerrado, 
del coche de las cinco, de las siestas del baño, 
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado, 
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...


Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol 
verde, sin pozo blanco, 
sin cielo azul y plácido... 
Y se quedarán los pájaros cantando.


Juan Ramón Jiménez

jueves, 3 de febrero de 2011

Las enseñanzas de Don Juan



“Solo la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para que sea incapaz de abandonarse a nada. Sólo la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para que no pueda negarse nada. Pero un hombre de tal suerte no ansía, porque ha adquirido una lujuria callada por la vida y por todas las cosas de la vida. Sabe que su muerte lo anda cazando y que no le dará tiempo de adherirse a nada, así que prueba, sin ansias, todo de todo.”